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NCG: Desde la precariedad...

Todavía no nos arreglamos con esa memoria de lo que no fue, y ahora se suma esta otra posibilidad de atraco que a ratos tiene ribetes, sospechas quizá, de una misoginia y un clasismo que se supondrían superados

Juan Durán Arrieta

domingo, 22 agosto 2021 | 09:02

En mi entrega pasada que llevaba el nombre de un libro que estaba leyendo, terminé el artículo hablando de la forma como suelo pensar a la precariedad con toda su debilidad. Me interesa mirar la fuerza que esconde esa debilidad. Cuando terminé aquel artículo me quedé con la sensación de que podría ahora dedicar éste, a pensar la idea de un gobierno que quiere nacer, pero no puede. Ya me he referido al modo como lo precario o lo débil encuentra múltiples batallas para su emergencia. Algo similar ocurre ahora en el país con Andrés Manuel López Obrador, pero también aquí en Nuevo Casas Grandes donde la planilla encabezada por Cinthia Ceballos no termina por florecer. Varios intentos indican que es un gobierno en cuyo triunfo se encuentra expresada la voluntad del pueblo, no obstante, haciendo uso de sus derechos, los que han perdido, según varias instancias, impugnan, cuestionan y hasta inventan parte de la realidad para ver la posibilidad de revertir su derrota. He inscrito este triunfo en otros que se quedaron aplastados. Se trata de el triunfo de Ernesto Poblano Fernández y Julián Hernández Chávez. Aquellos fueron expresión genuina de una población con tendencia a ser insumisa, emancipada, cuestionadora y crítica. Que vuelva esa comunidad de gente que cuestione es deseable, porque, en esa medida, la sociedad mejora y se hacen sentir en las decisiones que se habían quedado al libre arbitrio de los poderosos. Cada uno tiene sus matices. Ya lo dije: todavía no nos arreglamos con esa memoria de lo que no fue, y ahora se suma esta otra posibilidad de atraco que a ratos tiene ribetes, sospechas quizá, de una misoginia y un clasismo que se supondrían superados. Pues bien, en la entrega pasada que titulé 'la piedra desechada' terminé con un párrafo sobre lo que está sucediendo en Nuevo Casas Grandes. De inmediato me asaltó la necesidad de que debía dedicarle todo un espacio para pensar esta precariedad, esta dificultad absoluta por surgir, dado que quienes mandan, y muchas veces se agazapan detrás del candidato perdedor, se habían considerado dueños de la comunidad, decisores máximos de sus designios y de sus horizontes, y ahora, justo ahora, parece que las cosas pudieran ir en sentido contrario. No se trata de contraponer, o, en todo caso, estrictamente lo necesario como para evitar que sigan mandando los que por mas de treinta años han mandado. Eso caracterizó al neoliberalismo donde política y economía se fundían en una sola actividad, de tal forma que se consideraba que hacer política implicaba cuidar que se generaran empleos y que se generara riqueza, aunque terminara siendo una riqueza para unos cuantos. Ese modo de ver las cosas provocó que quienes eran dueños de empresas, aparte de orientarse ahora hacia la política, es decir, ellos mismos convertirse en políticos, consideraban que el factor central de la política era proveer estabilidad y desarrollo a la economía. Por primera vez en el neoliberalismo, la política dejó de ser asunto de los miembros de la comunidad para convertirse en asuntos de un grupo élite que, muy pronto, aprendió a convertir a la política en un negocio más, y los diferendos entre los seres humanos como una actividad entre particulares donde lo fundamental era la ganancia y el interés principalmente económico. Ya vimos el daño que ese modelo provocó. Se empobreció a la inmensa mayoría de la población a grado tal que se hizo un abismo entre los que tienen mucho sobre los que carecen hasta de lo más elemental para comer. Todo se puso a la orden del mercado, todo fue puesto también sujeto a la negociación económica por sobre la política. Nuevo Casas Grandes se enfoca ahora hacia un gobierno diferente. Aquí ganó la coalición encabezada por morena. No obstante, a casi tres meses de la elección, se trata de un gobierno que no termina por surgir, que no encuentra el modo de organizarse ni la manera de florecer. Algunas cosas se siguen haciendo, pero siempre con la sombra de que pudiera no ser, a pesar de los votos y a pesar de la expresión de la voluntad popular. Como si fuera una piedra desechada, aún antes de ser, hay que pensar la precariedad con la que se inicia. Todo indica que el Tribunal Federal Electoral decidirá a favor de la mayoría de los votos, no obstante, pende la amenaza, pende la posibilidad del lucro como el viejo modo de la política como ganancia para medrar. Dije ya antes que me gusta pensar lo débil. Que me gusta situarme al margen, tal como esta ocurriendo ahora. Los movimientos que se suscitaron en esta ciudad en los años setenta y ochenta fueron fortalecidos por enormes masas de gente que exigían una transformación. Esas posibilidades se encuentran otra vez amenazadas. De consumarse un atraco más, serán tres las ocasiones en que se sofoca un anhelo, se aplasta el sueño de la oportunidad de ser cada vez mejores, y de que esa sociedad, la que votó, sea la que mande. Un modo del principio “mandar obedeciendo”. Hay que decir también que los cambios de partido que han ocurrido hasta ahora en el gobierno municipal han terminado por decepcionar, sobre todo éste último gobierno que en medio de la frivolidad y del desinterés, no tuvo un signo, un modo de hacer las cosas. Siguieron con la inercia de lo siempre igual. Si acaso hay un registro de cambio, hasta donde puede nombrarse así, como el inicio de una transformación malograda, es el trienio de Salvador Bautista Vargas quien producto de aquel panismo combativo y congruente supo imprimir ciertas ideas distintas a la cosa pública del municipio, esto es, al ejercicio de la política a nivel municipal. Más allá de ideologías, Bautista Vargas supo, desde su personalidad desgarbada, construir un gobierno sin despilfarro, sin pausa ni descanso. El afán de servicio es lo que salvó ese trienio al que le sucedieron otros que volvieron por la rutina de más de lo mismo. Lamentablemente, el panismo de Salvador Bautista ya no se vive, ya no existe. Poco a poco fue sucumbiendo al pragmatismo descarado. Los otros gobiernos panistas que ha registrado la política local fueron igual que los demás hasta fundirse -priísmo y panismo- en una sola versión de lo político. La precariedad caracterizó aquel panismo de Salvador Bautista, quien supo combatirlo con austeridad y sobriedad. Algo similar habrá de ocurrir con Cinthia Ceballos. Pende sobre ella y quienes le acompañen, una enorme responsabilidad, pero, sobre todo, la ruptura de una seguidilla de fraudes que truncaron sueños y que juntos representan los grandes anhelos de toda una comunidad de cuyas generaciones pasadas, debemos hacernos cargo nosotros. Es el caso entonces de un gobierno que podría nacer como piedra desechada con toda su precariedad. No obstante, tras de sí, bien oculta, guarda su fuerza en potencia. Esa y no otra es la lección que nos debe dejar este diferendo: que venimos aquí a despertar a los muertos traducidos en aquellos viajes que hicieron miles soñando con una ciudad mejor Hasta hoy, casi dos años después de permanecer, con muy pocas faltas, he venido señalando que exijo se resuelvan los problemas de corrupción que hay en UPN de Nuevo Casas Grandes. Agrego al texto: “y en UPNECH” donde también se pueden demostrar actos de corrupción. Ojalá el nuevo gobierno estatal le ponga interés a esta denuncia que cotidianamente aparece en mis artículos semanales y que el corralismo ha desoído olímpicamente. Por otro lado, exijo se resuelvan los problemas de corrupción que hay en la UPN Campus Nuevo Casas Grandes y en la UPNECH. Comentarios: jcdurana@hotmail.com