Hace veinte años, la revista Nosotros, consignaba el fallecimiento del empresario Joseph Richard Parson Meikle
Arcadio Sánchez Rodríguez
domingo, 07 noviembre 2021 | 10:10Hace veinte años, la revista Nosotros, consignaba el fallecimiento del empresario Joseph Richard Parson Meikle. La edición especial, encartada en el número correspondiente a la segunda semana de noviembre del 2001, se tituló 'RICARDO PARSON. EL HOMBRE Y SU SUEÑO”. En la portada, su imagen, icónica y emblemática, de vaquero: sombrero texano, camisa a cuadros, de perfil, gesto adusto, mirando al horizonte… Su contenido comenzaba, con “Parson, el valor de la familia y de los amigos” (ilustrada con una foto familiar) firmado por Andrés Flores Castro (+), nuestro querido “Andrecito”: Responsable, dinámico, alegre, emprendedor, han sido algunos de los elogios que recibió José Ricardo Parson Meikle tanto en vida como en sus funerales realizados el pasado sábado 10 de noviembre en el templo mormón de la colonia Dublán. Nacido el 22 de marzo de 1934 en Logan, Utah, Parson Meikle vivió la mayor parte de su vida en esta ciudad de Nuevo Casas Grandes en donde, junto con otros empresarios, fundaron la empresa Pavos de la Sierra Madre, misma que duró operando por poco tiempo hasta transformarse en el emporio que hoy es. No fue sino hasta principios de la década de los setenta cuando fundó su propia empresa que denominó Pavos Parson, luego del fallecimiento de uno de sus socios, Mexon Romney. Parson inicialmente estuvo asociado también con su padre, don José Parson, según explican sus más cercanos colaboradores. Con su visión de empresario logró la instauración de sucursales de su empresa en distintas ciudades del país, principalmente en Guadalajara y en México, D. F., con lo que aumentó el número de trabajadores que se han beneficiado directa o indirectamente, y, por consiguiente, redundando en el beneficio económico de esta región. Aun cuando era poseedor de una gran empresa, Parson Meikle siempre tenía un trato alegre y amable, tanto para con sus empleados, como para el resto de las personas que lo conocieron, no importando su condición económica. Pero no sólo fue su buen carácter, sino también su altruismo y su don de trato con la gente lo que le valió el reconocimiento de toda sociedad, no sólo de Nuevo Casas Grandes, sino de toda la región. Parson Meikle se casó con Arcelia Parra con quien procreó (sic) a sus hijos Edgar, Iván, Carmen, Marco, Danecca, Deanna, Jennifer y Déborah, y en la actualidad ha tenido 14 nietos. Tras una larga enfermedad, que fue lo único que lo pudo vencer, Parson Meikle falleció el pasado ocho de noviembre en Salt Lake City, Utah, de donde sus restos fueron trasladados a esta ciudad. (…) La edición se complementaba con una entrevista “de color” (acompañada de una foto de Edgar adolescente, de franca sonrisa, y otra del entrevistado, con otras dos personas, cargados y rodeados de pavos) realizada por Óscar Hernández Pérez, “Ricardo murió de tristeza”: Don Manuel Rodríguez Pérez fue como de la familia. Como obrero, fue fiel a la causa del empresario Ricardo Parson desde la década de los sesenta, cuando comenzaba a tomar forma la empresa que no sólo Nuevo Casas Grandes conoce, sino, ahora, 'con mucho esfuerzo y dedicación', toda la república mexicana y parte del extranjero. Manuel Rodríguez fue, lo admite, como un abuelo para los hijos de Parson. Cuenta que a él se unió desde que tenía sus primeras coconeras en LeBarón. Entonces se criaban pollos y comenzaba la crianza de pavos. “Eso fue como en el 64, ya después, nos vinimos a Nuevo Casas Grandes, empezando desde abajo', cuenta Don Manuel, quien reside en San José, comunidad donde Ricardo Parson decidió instalar sus nuevas coconeras y, con el paso del tiempo, una pista de aterrizaje para las avionetas que el propio empresario gustaba pilotear. Rodríguez Pérez es un cúmulo de anécdotas, de historias que fue tejiendo conforme se iba haciendo, como él mismo dice, 'un chihuahuense más', pues es oriundo del sur del país. 'Don Ricardo me veía como un amigo. Alguna vez me dijo que yo era para el cómo un hermano y, si quería, como un padre'. Eso, para él, hablaba de la profunda cercanía que hubo entre ambos. La muerte de Ricardo Parson le llegó a lo más profundo. No hace ni un año, tras el secuestro de su hijo Edgar, la esposa de Don Manuel, María, falleció, dice, afligida por el mismo acontecimiento que aceleró la muerte de Parson. Durante las exequias, alguien expresó ante los cientos de personas, entre familiares y amigos que acudieron a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para bridarle el último adiós, que Ricardo Parson no falleció por una muerte clínica 'ni científica', murió, se dijo, “de tristeza”. Según Rigoberto Nevárez, gerente de ventas de la empresa, Ricardo Parson había recaído a causa del cáncer de próstata. Y según Don Manuel, su amigo tuvo que solicitar atención médica en Utah desde abril por la misma causa. “Pero lo de su hijo lo estremeció, creo yo que fue lo que acabó con su vida”. En la iglesia se abordó públicamente por primera vez, el secuestro de su hijo Edgar y la incertidumbre y la tristeza que se apoderó de toda la familia y de sus allegados. Don Manuel comparte esa idea. Él mismo dice sentirse profundamente dolorido por todos los acontecimientos que han ensombrecido su vida en el último año: 'primero lo de Edgar, que era como un hijo, como un nieto; luego lo de mi señora, y ahora, la de mi amigo'. Él mismo lo describe: “siempre fue una persona muy recta, muy fina, muy tratable, muy sencillo, a pesar de su dinero. Yo creo que por todo eso no únicamente nosotros y su familia están resintiendo su pérdida, sino mucha gente que trabajó con él, que lo conoce'. Además de evocar un sinnúmero de recuerdos, Don Manuel guarda entre sus modestas pertenencias de su vivienda de San José, una serie de fotografías que guarda con mucho cariño. Y entre todas, hay una muy especial: la que Edgar, siendo adolescente, les enviara a él y su esposa, María. De los buenos tiempos, habla el retrato por sí mismo: “Para Doña María y Don Manuel, de Edgar. No se las pude dar cuando me iba a venir, pero mejor tarde que nunca'. (…) La edición incluyó varias esquelas: H. Ayuntamiento / Presidencia Municipal 2001- 2004; Autos y Camiones de Chihuahua, Presidencia Municipal de Casas Grandes, Casa Eléctrica Nuevo Casas Grandes y la familia Albíztegui, Coparmex Delegación Nuevo Casas Grandes, y Jesús María Au Domínguez, familia y colaboradores. La contraportada es también una esquela, pero muy especial, titulada “Un empresario que inspira”: Hombres como Joseph Richard Parson Meikle engrandecen la comunidad a la que pertenecen. Dueño de una trayectoria sin par, ahora su figura se convierte en inspiración y grandeza para quienes deben buscar en él un ejemplo y toda una forma de vida. Richard Parson Meikle fue capaz de construir primero un sueño que con trabajo y mucho esfuerzo convirtió en realidad. El grupo de empresas que construyó, son ahora obra magnífica que habla de su talento y grandeza. El reconocimiento que hoy hacemos refleja la capacidad y gran visión que tuvo para emprender su sueño. Hombres como él creativos, innovadores y sobre todo perseverantes y exitosos, hacen falta en nuestra comunidad. Sírvanos a todos su ejemplo y capacidad humana. A nuestros jóvenes debe significarles lo lejos que se puede llegar cuando se demuestra que con trabajo es posible trascender la vida y ser un ejemplo por siempre. DESCANSE EN PAZ. INSTITUTO TECNOLÓGICO SUPERIOR DE NUEVO CASAS GRANDES. Noviembre de 2001. La imagen, en esta última esquela, es la de un hombre maduro: pelo y bigote entrecano, sonriente, mirando a la cámara, portando elegante traje sastre. Como lo recordemos, vaquero o de rigurosa etiqueta, Ricardo Parson es un personaje destacado en la historia y la memoria de Nuevo Casas Grandes, a 20 años de su fallecimiento.