¿Si un grupo armado ingresara a EU para atacar a ciudadanos y cometieran atrocidades contra sus ciudadanos? ¿Cómo crees que reaccionarían?
Agencia Reforma
domingo, 19 noviembre 2023 | 10:39México.- Imagina lo que sucedería si más de un millar de integrantes de algún peligroso y fuertemente armado grupo criminal ingresara a los Estados Unidos para atacar a ciudadanos de ese país que viven cerca de la frontera. ¿Cómo reaccionaría Estados Unidos si ese grupo cometiera atrocidades, violando mujeres frente a sus esposos e hijos, decapitando y quemando bebés vivos frente a sus padres, torturando y secuestrando civiles?
El 7 de octubre pasado, alrededor de 1,500 integrantes fuertemente armados pertenecientes al brazo militar de Hamas entraron al sur de Israel y actuaron con sadismo apocalíptico, wagneriano, contra la población israelí ahí asentada.
De la manera más inhumana posible, violaron mujeres frente a sus esposos e hijos, decapitaron y quemaron bebés vivos frente a sus padres, torturaron y secuestraron a alrededor de 240 civiles, entre los cuales algunos son menores de tres años y otros son ancianos sobrevivientes del Holocausto. No satisfechos con eso, los militantes de Hamas videograbaron y difundieron esas atrocidades y algunos llamaron a sus padres para presumirles cuántos judíos habían asesinado.
Este horror marcó el inicio de la actual guerra que se libra en Gaza entre Israel y Hamas. En esta conflagración Hamas se ha posicionado ante el mundo como víctima inocente, mientras que Israel ha tomado la postura que hace años expresó su primera ministra Golda Meir: "Si tenemos que escoger entre estar muertos y dar lástima o estar vivos con una imagen negativa, preferimos tener una imagen negativa".
La historia es compleja. Dos años después de que Israel se retiró del territorio de Gaza en el 2005, Hamas asumió el gobierno de la población palestina desplazando a la Autoridad Nacional Palestina.
Hamas es una organización extremista islámica que opera en función de su Manifiesto Fundamental. Este consta de 36 artículos que promueven la destrucción del Estado de Israel a través de la Yihad -la guerra sagrada-, cuyo objetivo es imponer la ley islámica (Sharía) en los entornos económico, político y cultural. La esencia del manifiesto y de la filosofía política de Hamas es no permitir que en esa región del mundo exista ninguna nación cuya población no sea musulmana, incluyendo a los católicos y a los judíos.
Cuando se fundó el Estado de Israel, 150 mil ciudadanos árabes continuaron viviendo dentro de sus fronteras, y hoy forman el 20 por ciento de la población israelí. Tanto los árabes-israelíes como la población judía-israelí dentro de Israel tienen los mismos derechos, incluyendo el derecho al voto y representación en el Congreso.
A diferencia de los ciudadanos árabes que viven en Israel, la población palestina en Gaza y en Cisjordania, sin ser refugiados, quisieran vivir como una nación independiente con oportunidades y un futuro digno.
Los ciudadanos palestinos han sido obligados por los países árabes y musulmanes del Medio Oriente - incluyendo Líbano, Siria, Egipto e Irak a vivir como refugiados durante más de siete décadas. Estos países no han integrado a su sociedad a esos refugiados ni a sus descendientes. Además de Hamas, el Gobierno de Gaza ha mantenido a su población subyugada.
Lo anterior perpetúa así la tragedia palestina. Sin embargo, muchos países aprovechan la guerra mediática para señalar a Israel como el único responsable de que los palestinos sigan con su condición de refugiados.
En los últimos años, el Gobierno de Israel tampoco ha promovido la creación de un estado palestino, al contrario, ha favorecido la multiplicación de asentamientos en Cisjordania. En ese territorio no existe un equilibrio entre los derechos de los israelíes y de los palestinos, a diferencia del que sí existe entre los ciudadanos judíos y árabes que viven dentro de Israel.
Benjamín Netanyahu, el Primer Ministro del Gobierno de Israel, ha colaborado con Qatar que recibe recursos iranies destinados a Hamas. Qatar los transfiere a Israel, y este a su vez los entrega a Hamas. Consciente de que el destino de esos fondos -no utilizados para mejorar las condiciones de vida de los palestinos- han fortalecido a Hamas, debilitando a la Autoridad Nacional Palestina que es más moderada, y evitando la creación de una nación palestina.
En marzo 2019, Benjamín Netanyahu declaró en la radio que: "Quien se oponga a un estado palestino debe apoyar la entrega de fondos a Gaza, porque manteniendo la separación entre la Autoridad Nacional Palestina y Hamas va a evitar que los palestinos tengan su nación".
En agosto de ese mismo año, el ex Primer Ministro de Israel Ehud Barak declaró que "la estrategia de Netanyahu ha sido la de mantener a Hamas vivo y activo, aún al costo de abandonar a los ciudadanos del sur de Israel, todo esto con el fin de debilitar a la Autoridad Nacional Palestina".
Durante un periodo de más de 16 años esta situación ha generado un círculo vicioso en el cual Hamas y algunos palestinos se han involucrado en intifadas -insurrecciones violentas, generalmente asociadas a la Yihad Islámica-.
Como consecuencia, Israel ha respondido militarmente a los terroristas. Lo anterior ha eliminado la esperanza de una coexistencia civilizada entre vecinos. Desafortunadamente, durante este periodo la población israelí confió en que "no había con quién negociar la paz".
Hamas se ha posicionado ante el mundo como un movimiento de liberación nacional del pueblo palestino, aunque su Manifiesto afirma con claridad que el objetivo es el de destruir a Israel y a los judíos a través de actos terroristas.
La ONU, la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia, Paraguay, Egipto y la Organización de Estados Americanos incluyen a Hamas en su lista de organizaciones terroristas.
La guerra del 7 de octubre logró descarrilar la normalización de las relaciones entre Arabia Saudita e Israel, las cuales estaban por firmarse próximamente.
La normalización era parte de los "Acuerdos de Abraham" promovidos por Estados Unidos. Esta iba a permitir el transporte del gas de Arabia Saudita por ductos que atravesarían Israel, logrando así reducir la dependencia de Rusia para el abastecimiento de gas a Europa. Asimismo, la guerra provocó el incremento del precio del barril de petróleo -lo cual se traduce en mayores ingresos para Irán.
Otro de los objetivos de Hamas es reforzar los intereses económicos de Irán, Rusia y Qatar, que se contraponen con los de Arabia Saudita, Israel, y los países de la Comunidad Económica Europea.
Además de los intereses económicos, existen fuerzas políticas que han desencadenado esta guerra.
Los ayatolas chiitas de Irán no toleran la posibilidad de quedar aislados en el Medio Oriente, y por la cooperación de los estados musulmanes sunitas con Israel estaban a punto de verse todavía más enajenados de los países del Medio Oriente.
Irán participa en los conflictos del Medio Oriente a través de sus apoderados. Entre estos se encuentran los grupos terroristas que incluyen a Hamas, Hezbolá y los Hutíes. Con el financiamiento de Irán, Hamas ha logrado incrementar la cantidad y el poderío de sus misiles en la última década.
También debemos considerar el papel de Rusia, que le ha otorgado a Hamas aquello que más valoran los grupos terroristas, la legitimidad. Vladimir Putin, el presidente de Rusia, ha sido uno de los pocos jefes de estado que no expresó condolencias ante las atrocidades de Hamas, inclusive recibió una delegación de Hamas después del 7 de octubre.
Posteriormente, promovió una resolución en las Naciones Unidas que fue rechazada por Estados Unidos y sus aliados porque condenaba a Israel, y no a Hamas.
Finalmente, Hamas preparó una guerra mediática con la finalidad de que la comunidad internacional repruebe a Israel. Una muestra de esta estrategia es obvia desde que Hamas colocó sus centros de mando y operación en túneles debajo de hospitales, escuelas y mezquitas. Esto muestra que los líderes de Hamas están dispuestos a que muera la población civil con tal de ganar puntos en la guerra mediática, posicionando a Israel como el agresor.
A pesar de que Hamas no tiene ningún interés en mejorar las condiciones de vida de la población palestina, gracias a la guerra mediática hay personas que creen que apoyar a Hamas es apoyar a los palestinos.
Como lo expresa Thomas Friedman en el New York Times, el gobierno de Israel tiene un contrato social con sus ciudadanos, en el cual se compromete a protegerlos para que nunca mueran por ser judíos. ¡Nunca, es hoy!
Es terrible aceptar que, para terminar con la violencia terrorista de Hamas sea necesaria la guerra. Interrumpir el fuego en Gaza sería permitir que Hamas continúe gobernando, manteniendo su armamento y su ejército de terroristas. Esto no lo pueden aceptar los israelíes, los palestinos, y los países enemigos de Irán.
A pesar de que públicamente no lo pueden expresar, los países enemigos de Irán saben que la única forma de salir del círculo vicioso de la violencia es eliminando a Hamas. Inclusive, es posible que aprecien que Israel haga el trabajo sucio.
Hamas utiliza los recursos que recibe para construir túneles de combate, comprar armamentos, ensamblar misiles y entrenar a su ejército con prácticas terroristas, no para mejorar las condiciones de los palestinos.
Para eliminar a Hamas, Israel debe destruir su infraestructura aun cuando esta se encuentra debajo de hospitales, escuelas, y mezquitas. Le avisa a la población civil que desaloje la zona que va a bombardear, pero Hamas no lo permite, y en muchos casos los palestinos no tienen acceso a zonas seguras.
Además de eliminar a Hamas militarmente, durante la guerra, Israel debe continuar haciendo el esfuerzo por minimizar la muerte de civiles y permitir la ayuda humanitaria al pueblo palestino.
Es posible entender que una de las lecciones que ha dejado a los judíos el sufrimiento histórico del antisemitismo sea la necesidad de construir un Israel poderoso militarmente. Pero no basta con el poderío militar, Israel debe continuar siendo un país democrático, y debe apoyar a la Autoridad Nacional Palestina en la creación y desarrollo de un estado palestino.
Imagina lo inimaginable. Pues esto es lo que está sucediendo entre Hamas e Israel.
El autor ha sido mediador entre palestinos e israelíes en diversas ocasiones desde el año 1973. También ha participado como consejero del "Israeli Democracy Institute Think-Tank" y de "One Voice".