(Segunda parte)
Oscar A. Viramontes Olivas
sábado, 07 mayo 2022 | 13:37Con la fundación de San Francisco de Cuellar el 12 de octubre de 1709, que más tarde daría origen a la ciudad de Chihuahua, aparecieron los primeros latifundios donde el acaparamiento de tierras era una de las actividades más comunes de esa época. La situación anterior, se originó gracias a las concesiones que fueron otorgadas por la colonia española, llegándose a formar ganaderías de hasta 100 mil cabezas de bovinos y equinos principalmente, las cuales, se fueron heredando familiarmente de generación a generación.
Algunos personajes hicieron denuncios de tierras como el español Benito Pérez de Rivera, que adquirió vastas extensiones situadas en la parte norte de lo que hoy es la ciudad de Chihuahua, siendo las de “El Sauz” y “Encinillas”. Al morir Pérez de Rivera, los herederos pusieron en venta las haciendas, apareciendo un comprador que fue el general don José Orio y Zubiate, uno de los propietarios del también cerro Coronel, situado en las inmediaciones de la Villa de San Felipe el Real de Chihuahua, sin embargo, los acontecimientos y la evolución del traspaso y ventas de grandes extensiones de tierra, fueron dando forma a la consolidación de una de las actividades que ha dejado mucho en el vasto territorio norteño de México y de manera particular, en el estado de Chihuahua, la ganadería.
En este sentido, a finales del siglo XIX, algunas empresas se asentarían directamente en tierras mexicanas atraídas por las ventajosas concesiones ofrecidas por el gobierno del general don Porfirio Díaz Morí, que buscaban ante todo, poblar y valorizar la vasta región del norte del país que estaba prácticamente despoblada, éstas fueron: Corralitos Land and Cattle Co., Palomas and Cattle Co. y las propiedades de William RandolphHerastque se instalarían a finales del siglo XIX al noroeste del estado de Chihuahua. De todo esto, poseer grandes extensiones de terreno para las ganaderías, era una referencia paralela con la y las condiciones económicas de las familias de la época, pues entre mayor fuera la superficie, era el poder económico de una o varios grupos, como se llegó a estilar.
Lo anterior, originaría una serie de problemas legales al momento en que los latifundistas, empezaban a presionar a los que poseían menores superficies de terreno, como aquellos que eran comunales de pastoreo y aquellas que estaban dentro del régimen antiguo del ejido español, en su antiguo concepto de la Europa medieval. El predomino de ranchos ganaderos grandes y pequeños, la falta de cercos y una escasa inversión tecnológica, dada la libre utilización extensiva y extractiva de las tierras de agostadero; eran los rasgos más comunes de la costumbre hispanoamericana que se observaba en el silo XIX con los productores de Texas y Chihuahua, por lo que motivó a que, se fuera dando un auge en la producción ganadera en el Estado. Un problema considerado serio, era que la ganadería enfrentaba una situación difícil por la presencia de grupos hostiles como los apaches que eran excelentes guerreros y ladrones de ganado; esta circunstancia, siempre jugaría un importante papel en la historia de la ganadería en el norte de México. Robos y muchos saqueos de animales se daban por parte de las tribus hostiles que se habían convertido en los abigeos de la época; azote de los ganaderos que junto a la población en general, se enfrentaban a las llamadas “guerras indias”, acontecimientos que marcaron el inicio de la expansión definitiva y la consolidación en la apropiación del vastos territorios chihuahuenses por grandes latifundistas que, comprometidos en la lucha contra los saqueadores, incitaron al pueblo a defender extensos territorios en contra de los apaches y al final de la guerra, los mismos terratenientes volverían a recuperar la tranquilidad para seguir con la cría de ganado en forma extensiva.
A mediadosdel siglo XIX, aparece en escena uno de los personajes más representativos de la ganadería norteña en México, don Luis Terrazas Fuentes, el cual, se iniciaría en la escena política y económica del estado de Chihuahua y la República Mexicana. Hijo de Juan Terrazas y Petra Fuentes, vecinos de la región de Satevó, nació en Chihuahua en el año de 1829, sin embargo, pasarían algunas décadas y en 1859 ya era uno de los terratenientes más importantes del estado de Chihuahua, siendo la primera propiedad a su favor, una heredada por su padre en los márgenes del río Chuvíscar en lo que ahora es la ciudad de Chihuahua, la que fue determinante en el inicio de su larga carrera como ganadero. No se sabe a ciencia cierta, cuando se iniciaron las operaciones en gran escala de don Luis, pero se cuenta que diez años después de heredar su primera propiedad, ya efectuaba compras considerables de ganado, y cómo cada cabeza adquirida, requería de más terreno para su crianza y desarrollo, fue haciéndose por lo tanto cada día de mayor cantidad de ranchos.
Después del progresista inicio de la década de los 80a en el siglo XIX, cuando las incursiones de los indios nómadas empezarían a disminuir y el gobierno mexicano establecería una serie de acuerdos con los Estados Unidos para perseguir de forma conjunta a los indígenas e ilegales, lo que ayudaría a que la ganadería regional, ganara nuevos ímpetus, estableciéndose leyes para reglamentar la producción y venta de animales, así como el castigodel robo de ganado. Las veinte haciendas ganaderas que llegaría a poseer don Luis Terrazas Fuentes, sumaban un total de dos millones 639 mil 954 hectáreas, equivalentes a la novena parte de la superficie total del estado de Chihuahua, aunque se presume que el imperio terracista pudo haber abarcado cuatro millones 460 mil cien hectáreas.
Para una mayor ilustración de los lectores de Crónicas de mis Recuerdos, las propiedades ganaderas de don Luis, primeramente, hacia el norte del estado de Chihuahua, abarcaban los municipios de Casas Grandes, Galeana y San Buenaventura, estas extensiones además tenían frontera con Estados Unidos y lo increíble de esto era que, se incluían las haciendas de El Carmen, San Diego, San Isidro, San Lorenzo, San Luis, Santa María y los ranchos y/o terrenos La Carbonera, Tapiecitas y La Noria, llegando a juntar aproximadamente la mínima cantidad de cerca de 570 mil hectáreas; 6,878 hade riegode riego y donde pastaban aproximadamente 200 mil cabezas de ganado. Sin embargo, eso no era todo, se tenían las extensiones que estaban cerca de la ciudad de Chihuahua y que abarcaban los ahora los municipios de Aldama y Chihuahua y donde se incluían las haciendas de Agua Nueva, Ávalos, Encinillas, Hormigas, Quinta Carolina, San Felipe y El Torreón y los predios, La Cañada, El Gallego, Hinojeño, La Luga, Sacramento, Los Sauces, El Sauz, donde se contaban casi 100 mil cabezas de ganado, las que pastaban en una superficie de millones de 687,966 hectáreas y finalmente otras extensiones localizadas en el sureste del vasto estado de Chihuahua y que abarcaban los municipios de Jiménez y Villa Coronado, donde se ubicaban las haciendas de San Dionisio, San Felipe, San Isidro y San Ignacio con 202,343 hectáreas en donde pastaban cerca de 50,000 cabezas de ganado. Todo esto en la actualidad, se apreciaría como algo increíble de que una sola persona o familia fuera la poseedora de esa cantidad de tierra y de animales.
El contenido de esta crónica es con fines de investigación, sin ánimo de lucro, por lo que no viola derechos de propiedad intelectual ni derechos conexos. “Evolución de la ganadería chihuahuense: motor del desarrollo del norte mexicano”, forma parte de los Archivos Perdidos de las Crónicas de mis Recuerdos. Si desea la colección de libros “Los Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua”, tomos del I al XII adquiéralos en Librería Kosmos (Josué Neri Santos No. 111) y Bodega de Libros. Si usted está interesado en los libros, mande un whatsaap al 614 148 85 03 y con gusto le brindamos información.
Fuentes:
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violioscar@gmail.com
Maestro-investigador-FCA-UACh